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Cuando las vasijas estuvieron llenas(A), ella dijo a un hijo suyo: «Tráeme otra vasija». Y él le dijo: «No hay más vasijas». Y cesó el aceite. Entonces ella fue y se lo contó al hombre de Dios(B). Y él le dijo: «Ve, vende el aceite y paga tu deuda, y tú y tus hijos pueden vivir de lo que quede».

Eliseo y la sunamita

Un día pasaba Eliseo por Sunem(C), donde había una mujer distinguida, y ella lo persuadió a que comiera. Y sucedía que siempre que pasaba, entraba allí a comer.

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